El enemigo en casa


Arquitectura y paisaje. Esa es la esencia del entorno escurialense desde que Felipe II decidió construir su Real Monasterio rodeado de un “circo” de montañas, con extensas vistas a un rico ecosistema de dehesas y bosques. Todo ese paisaje formó parte inseparable del Monasterio al ser incorporado a la propiedad real con la compra de fincas históricas como la Fresneda, Campillo, Monesterio o La Herrería. Felipe II y luego Carlos IV, fueron más allá y demarcaron el coto real de más de 10.000 hectareas (el 1,25% de la superficie de la Comunidad de Madrid) con una cerca de piedra seca de 55 kms de largo y hasta tres metros y medio de altura. 

La importancia histórica, natural y paisajística del espacio que nos rodea hace que la Comunidad de Madrid declare en 2006 Bien de Interés Cultural (BIC) en categoría de Territorio Histórico el Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial constituido por el ámbito  delimitado por la Cerca Histórica de Felipe II. Para comprender la importancia y el significado de este territorio y su paisaje nada mejor que una lectura del decreto 52/2006 por el que se declara BIC.

El paisaje escurialense evolucionó y resistió cambios  importantes como la construcción del Real Sitio por Carlos III, la desamortización de Mendizábal, la irrupción del ferrocarril,  el trazado de algunas carreteras o las primeras colonias de veraneantes. Incluso, gracias a la reforestación llevada a cabo por la escuela de Ingenieros de Montes a principios del siglo XX y por el ICONA durante los años cincuenta y sesenta, podemos decir que el paisaje mejoró en algunos aspectos. 

Por desgracia, en las últimas décadas un urbanismo depredador no sólo ha borrado del horizonte las cúpulas del monasterio y desfigurado nuestro centro histórico, ha ido más allá y ha mutilado un paisaje que tenía de fondo el monasterio para crear nuevas zonas urbanizadas donde palabras como sostenibilidad, naturaleza y cultura han dejado de tener sentido. 

Las amenazas sobre nuestro paisaje no paran. Somos un bocado muy apetecible dada nuestra cercanía con Madrid y el entorno natural que todavía conservamos. Se habla de desdoblamientos innecesarios y seguimos sin un plan especial de protección para el Real Sitio como pide el decreto de la CAM por el que se declara BIC el territorio escurialense. 

Lo más grave e irónico del destrozo de las últimas décadas es que ha sido alentado y permitido por el ayuntamiento. 

Han sido siempre actores externos como la Dirección General de Bellas Artes durante el franquismo, UNESCO en su declaración de Patrimonio Mundial o  la Comunidad de Madrid en 2006 los que han sacado adelante figuras de protección que el ayuntamiento se ha encargado siempre de minimizar o directamente de socavar. En este sentido cabe recordar  una larga serie de manifiestos, proclamas y panfletos en pro de la conservación del territorio desde los años sesenta que siempre han sido ignoradas e incluso atacadas por el propio ayuntamiento.

La respuesta del arquitecto municipal en 1970 a una carta publicada en la revista Arquitectura por 81 arquitectos y urbanistas, es antológica por su falta de sensibilidad y espíritu mercantilista con el patrimonio de San Lorenzo. Todos sabemos cómo se salvó del derribo el Real Coliseo gracias a la iniciativa privada y ante la pasividad total del ayuntamiento. Las nefastas normas subsidiarias de 1999 también se aprobaron a pesar de un manifiesto en la prensa nacional firmado por ilustres personalidades y protestas vecinales. Cuando en 2012 la UNESCO pide una aclaración sobre el alcance exacto de la declaración de Patrimonio Mundial, es nuestro ayuntamiento el primer interesado en reducirlo a la mínima expresión de las dos casitas, el monasterio y las casas de oficios. Cuando se declara Parque Nacional la Sierra de Guadarrama en la primera década de este siglo, otra vez nuestro ayuntamiento hace todo lo posible por no aparecer ni siquiera como zona de transición. 

Dado los antecedentes y la historia del desarrollo urbanístico en San Lorenzo de El Escorial, y en El Escorial de abajo también, a los primeros que hay que mirar para pedir explicaciones y reparaciones es a los dos ayuntamientos que conforman el territorio escurialense. Si ellos no se mueven y no hacen propósito de enmienda, creo que francamente la guerra está perdida.

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El entorno delimitado por la Cerca de Felipe II como Paisaje Cultural Patrimonio Mundial

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